La rosa de los vientos

Hola a todos, hoy os voy a dejar en esta entrada un poema que me ha encantado de un libro titulado La rosa de los vientos.

«El romance de la condesita» es un poema que me ha encantado porque a mi me gustan mucho los poemas de amor y este trata sobre dos personas que acaban de ser casadas y se tienen que separar.

Aquí os dejo el poema, espero que os guste.

EL ROMANCE DE LA CONDESITA

Grandes guerras se publican

en la tierra y en el mar

y al conde Flores le nombran

por capitán general.

Lloraba la condesita,

no se pude consolar;

acaban de ser casados,

y se tienen que apartar:

-¿Cúantos días, cúantos meses,

piensas estar por allá?

-Deja los meses, condesa,

por años debes contar;

si a los tres años no vuelvo,

viuda te puedes llamar.

 

Pasan los tres y los cuatro,

nuevas del conde no hay;

ojos de la condesita no cesan de llorar.

Un día, estando a la mesa,

su padre le empieza a hablar:

-Cartas del conde no llegan,

nueva vida tornarás;

condes y duques te piden,

te debes, hija, casar.

-Carta en mi corazón tengo

que don Flores vivo está.

No lo quiera Dios del cielo

que yo me vuelva a casar.

Dame licencia, mi padre,

para el conde ir a buscar.

-La licencia tienes, hija,

mi bendición además.

Se retiró a su aposento

llora que te llorarás;

se quitó medias de seda,

de lana las fue a calzar;

dejó zapatos de raso,

los puso de cordobán;

un brial de seda verde,

que valía una ciudad,

y encima del brial puso

un hábito de sayal;

esportilla de romera

sobre el hombro se echó atrás;

cogió el bordón en la mano,

y se fue a peregrinar.

Anduvo siete reinados,

morería y cristiandad;

anduvo por mar y tierra,

no pudo al conde encontrar;

cansada va la romera,

que ya no puede andar más.

Subió a un puerto, miró al valle,

un castillo vio asomar:

<< Si aquel castillo es de moros,

allí me cautivarán;

mas si es de buenos cristianos,

ellos me han de remediar>>.

Y bajando unos pinares,

gran vacada fue a encontrar:

-Vaquerito, vaquerito,

te quería preguntar

¿de quién llevas tantas vacas,

todas de un mismo hierro y señal?

-Del conde Flores, romera,

que en aquel castillo está.

-Vaquerito, vaquerito,

más te quiero preguntar

del conde Flores tu amo,

¿cómo vive por acá?

-De la guerra llegó rico;

mañana se va a casar;

ya están muertas las gallinas,

y están amasando el pan;

muchas gentes convidadas,

de lejos llegando van.

-Vaquerito,vaquerito,

por la Santa Trinidad,

por el camino más corto

me has de encaminar allá.

 

Jornada de todo un día,

en medio la hubo de andar;

llegada frente al castillo,

con don Flores fue a encontrar

y arriba vio estar la novia

en un alto ventanal.

-Dame limosna, buen conde,

por Dios y su caridad.

-¡Oh, qué ojos de romera,

en mi vida los vi tal!

-Si los habrás visto, conde,

si en Sevilla estado has.

-La romera ¿es de Sevilla?

¿Qué se cuenta por allá?

-Del conde Flores, señor,

poco bien y mucho mal.

Echó la mano al bolsillo,

un real de plata le da.

-Para tan grande señor,

poca limosna es un real.

-Pues pida la romerica,

que lo que pida tendrá.

-Yo pido ese anillo de oro

que en tu dedo chico está.

 

Abriose de arriba abajo

el hábito de sayal:

-¿No me conoces, buen conde?

Mira si conocerás

el brial de seda verde

que me diste al desposar.

Al mirarla en aquel traje,

cayose el conde hacia atrás.

Ni con agua ni con vino

no lo pueden recordar,

si no es con palabras dulces

que la romera le da.

La novia bajó llorando

al ver al conde mortal;

y abrazando a la romera

se lo ha venido a encontrar.

-Malas mañas sacas, conde,

no las podrás olvidar;

que en viendo una buena moza,

luego la vas a abrazar.

Malhaya, la romerica,

quien te trajo para acá.

-Que no la maldiga ninguno,

que es mi mujer natural.

Con ella vuelvo a mi tierra;

adiós, señores,quedad;

quédese con Dios la novia,

vestidica y sin casar;

que los amores primeros

son muy malos de olvidar.

ANÓNIMO

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